Página actualizada el: 05/09/2022

Resumen Histórico

 Nuestra muy apreciada compañera Irma Centeno Damas, como una de las fundadoras de AJIP, nos narra parte de su historia. Irma, gracias.

AJIP

Resumen histórico

Por: Irma Centeno Damas

 

Comenzaré por decir que cuando estábamos en los preparativos de la fundación de esta asociación no pensaba que llegaríamos a ser lo que hoy día se perfila y consideraba muy afortunada la aventura si podíamos llegar a un número bastante bueno de mil miembros. Hoy con cuatro mil de los casi nueve mil jubilados de la industria petrolera, aspiro a que lleguemos a inscribir el 75 por ciento y por qué no, a la totalidad de los jubilados petroleros en todo el país y de todas las VEN.

Lo que hizo encender la chispa para la fundación de AJIP fue un hecho doloroso al saber que un compañero muy querido durante su permanencia a nuestro lado, había fallecido luego de haberse jubilado, de una enfermedad muy penosa y que nosotros sus compañeros y amigos lo supimos por el periódico una semana después. Fue entonces cuando los que aún no teníamos la edad de jubilarnos pensamos si a nosotros nos pasaría igual. Yo particularmente tenía muchos proyectos entre ellos el de continuar mis estudios de psicología, graduarme y abrir mi consultorio, pues no pensaba ponerle la mano a una máquina de escribir más nunca. Un hecho inesperado me obligó a solicitar mi jubilación prematura; mi mamá sufrió una trombosis y me era imposible combinar el trabajo con la atención que debía darle. Una vez jubilada, de visita en la oficina me preguntaron mis ex compañeros si me dedicaría exclusivamente a cuidar a mi mamá y qué había sido de aquel proyecto de formar una asociación para agrupar a los jubilados de la Creole, de modo que pudiéramos seguir con la amistad. Allí comenzó la inquietud y comencé a hacer contacto con los amigos a través del teléfono; para mi sorpresa, a todos a los que le manifestaba la idea estaban de acuerdo y ya no tuve que seguir llamando pues se fue pasando la voz y eran los compañeros quienes llamaban para informarse; es bueno mencionar que a nadie se le ocurrió mencionar la palabra sindicato, todos estábamos conscientes de que era una asociación de jubilados. El problema era entonces encontrar un sitio donde operar y unos Estatutos que la rigieran; fue allí donde colaboraron ampliamente los compañeros Enrique Suárez, Mario Molina, José Ruperto Silvio, José Gómez Guerra, Vicenta Lara, Carmen Plaza, Francisco “Chico” Matos, y otros que me perdonan el olvido. Las primeras reuniones se realizaron en mi apartamento en Los Chaguaramos y para la tercera reunión tuvimos que solicitar la sala de fiestas del edificio, pues no cabíamos en el apartamento.

 

Los estatutos

 

Solicitamos los salones del Club Lagoven y nos fue negado; finalmente Chico Matos, solicitó y nos puso a la orden la casa del Sindicato de Trabajadores Petroleros en Santa Mónica, pero ¿y los Estatutos? Le pedimos al doctor Armando Subero, quien había asistido a nuestras reuniones, que nos elaborara los Estatutos, pero éste estaba muy ocupado y no tenía idea de qué era lo que nosotros queríamos.

Un día de visita a Lagoven me encontré con el doctor Julio Casas, quien para esa fecha era subgerente del Departamento de Relaciones Industriales, y conversando me preguntó cómo iba el proyecto de formación de la asociación. Mi respuesta fue que estábamos en “cero” por falta de los Estatutos. El sacó de su gaveta una carpeta que contenía los Estatutos de una Asociación de Padres, Representantes y Maestros que él había fundado en Judibana, me dijo que con algunos cambios podrían servir para comenzar. Más pronto que inmediatamente con la colaboración de la doctora Carmen Petit de Plaza, le dimos forma legal y, con esto en las manos, nos volvimos a reunir el Comité Organizador. Para entonces ya me había mudado a El Cafetal y no tenía teléfono, hasta allá iban mis colaboradores y algunas veces no me encontraban. Entonces el nombre: yo proponía que fuese Asociación de Jubilados Creole, pero casi todos votaron por que fuese de la Industria Petrolera de modo que pudiese abarcar a todos los jubilados de todas las filiales que ya se habían fusionado con la nacionalización.

Más tarde, a petición de los directivos de Pequiven, le agregamos la palabra “Petroquímica” y quedó Asociación de Jubilados de la Industria Petrolera y Petroquímica.

 

La primera junta directiva

 

Entonces con el ofrecimiento de Chico Matos de que podíamos utilizar los salones de la Casa del Sindicato de los Trabajadores Petroleros, hicimos la convocatoria por la prensa, invitando a todos los jubilados petroleros para el día 3 de julio de 1975. Asistieron 55 jubilados de los cuales dos eran jubilados de Shell y uno de Texas, todos los demás eran jubilados de la Creole. Yo como secretaria del comité organizador di lectura al acta constitutiva que incluía los Estatutos que la doctora Plaza y yo habíamos elaborado del borrador que nos diera el doctor Julio Casas, y con grandes aplausos fue aprobada y firmada. Se procedió luego a nombrar la primera junta directiva, resultando por mayoría y sin discusión los siguientes: el maestro Jesús María Elbittar M., como presidente; el ingeniero Raimundo Molina Unceín, vicepresidente en competencia con Alberto Fuenmayor G., quien había invitado a Raimundo para ese acto; Irma Centeno Damas, secretaria (hasta la fecha); Enrique Suárez G., tesorero; José R. Gómez Guerra, secretario de relaciones públicas, y como vocales Mario Molina B., Vicenta Lara L., José Ruperto Silvio R., Francisco “Chico” Matos R. y para que no se dijera que éramos todos creoleños pedimos a los tres que designaran a uno de ellos y fue Alejandro Beaufond el otro vocal.

El acta constitutiva comenzaba diciendo: “Nosotros, los abajo firmantes, por el presente documento constituimos una asociación civil exenta de cualquier finalidad de lucro que se regirá por este documento constitutivo, el cual ha sido redactado con la suficiente amplitud para que sirva a la vez de Estatutos de la asociación civil. Su domicilio será la ciudad de Caracas pero podrá actuar en todo el territorio de la República”. Y fue esa misma noche que se aprobó constituir la asociación en todas las áreas preferiblemente donde operaran las empresas filiales de PDVSA. Así mismo se aprobó que su duración sería indefinida y que su disolución tan solo podría ser acordada por una asamblea extraordinaria en la cual se encontraran presentes no menos de las tres cuartas partes de los miembros activos de la asociación y el voto de la mayoría de por lo menos las tres cuartas partes de los asistentes.

Hicimos la participación por escrito al presidente de Petróleos de Venezuela, general (R) Rafael Alfonzo Ravard y a todos los demás presidentes de las filiales: Lagoven, Maraven, Meneven, además al Presidente de la República, presidente del Instituto de los Seguros Sociales, la CTV, el Sindicato de Trabajadores Petroleros, éste último nos prestó su colaboración en cuanto a recibir las planillas de los nuevos miembros hasta cuando lográramos un apartado de correos; igualmente se tomó la fotografía de la junta directiva y se hizo publicidad a través de la prensa y también por la radio; nuestra foto apareció en varios periódicos, revistas y en el boletín Lagoven.

 

Avalada la seriedad de AJIP

 

Ya habíamos sentido el rechazo de la industria y por supuesto también de la CTV en la persona de su presidente para esa fecha, Carlos Piñerúa, quien al recibir nuestra delegación les manifestó su descontento al decirles que: “Qué más querían” que se conformaran con lo que ya tenían y dejaran de molestar. En la industria nos negaban hasta las listas de los jubilados y fue con el apoyo del doctor Guillermo Zuloaga, quien ya se había inscrito, quien habló con su tocayo el doctor Guillermo Rodríguez Eraso, presidente de Lagoven, avalando la seriedad de AJIP. Igualmente fuimos rechazados por Maraven a través del Club de los 25. Nos veían como a un club paralelo y enemigo ya que todos éramos de Creole, y su presidente le ordenó a sus miembros que no se inscribiesen. Por parte de Lagoven supimos que un gerente dijo que no querían otro sindicato y de jubilados menos, pues eran muy peligrosos porque era gente que sabía mucho, sobre todo los del Departamento de Relaciones Industriales, entre quienes nos encontrábamos Enrique Suárez, Mario Molina y yo. Desde luego que un espacio en cualquiera de las filiales era más difícil que conseguir una parcela en la luna. Entonces montamos la oficina en mi apartamento; compramos lo más necesario: una máquina eléctrica y un archivador, lo demás lo compramos a medida que íbamos recibiendo la contribución de los nuevos miembros. Las primeras cuotas fueron de 5, 10 y 20 bolívares. Éstas tenían que enviarlas trimestralmente por medio de cheques y giros postales trimestrales y se daba el caso de que algunos mandaban los billetes en un sobre que al llegar al correo se desaparecían sin que pudiéramos nosotros hacer ningún reclamo.

Funcionando la oficina en mi apartamento ya no había problema, nos reuníamos normalmente cada quince días, pero se convino que era necesario hacerlo todas las semanas, ya que al fin habíamos obtenido los listados de Lagoven y eran muchos los del interior que se estaban afiliando. Los listados de Maraven y Meneven vinieron mucho después; sin embargo, fue Maraven, quien primero nos prestó su ayuda en el sentido de ordenar a la compañía C.A. La Seguridad para que hiciese los descuentos directamente de la pensión. En esto nos ayudó mucho el doctor José Giacopini Zárraga, con quien nos entrevistamos Alberto Fuenmayor y yo. Alberto actuando como presidente encargado y fue directamente con La Seguridad y Pan American que logramos igual trato respecto a los jubilados de Lagoven.

 

 

Creación de las seccionales

 

La primera división territorial la programó Alberto Fuenmayor y de inmediato se procedió a extender la asociación al resto del país. Alberto y yo fuimos a Maracaibo pero al llegar allá encontramos que no había ambiente propicio y nos recomendaron que fuésemos a Cabimas. Ya le habíamos escrito a Plinio Marín, quien había aceptado gustosamente y fue Cabimas donde inauguramos la primera seccional que fue muy bien recibida con la asistencia de un buen número de jubilados. Esta primera seccional bajo la dirección de Plinio Marín, es hoy en día la más fuerte, la labor de Plinio Marín en el Zulia merece un capítulo aparte que les prometo elaborar más tarde y aprovecho esta oportunidad para rendirle mi sincero homenaje ya que merece tanto como yo el reconocimiento de fundador. De allí pasamos a Coro donde el señor Sergio Aldara se había ofrecido y había reunido un grupo de jubilados de Shell en su mayoría obreros, quizás por eso fue que no tuvo repercusión y se vino abajo. También hicimos contacto con Judibana, donde Ángel Félix Bravo se encargaría de convocar para una reunión en el Club Lagoven, pero allí fracasamos. Sin embargo, su papá, el señor Atilio Fuentes, se ofreció y desde Punto Fijo hizo las primeras inscripciones en Falcón. Enseguida pasamos a Monagas, ya habíamos hecho contacto con Ricardo Monin, éste convocó para una reunión en su casa de Maturín, pero no tuvo éxito.

Igualmente solicitamos los buenos oficios de Francisco Navarro, quien trató y consiguió inscribir algunos, pero no lo suficiente. Seguimos para Quiriquire donde sí encontramos una buena audiencia que había convocado Vicente Mata, quien desde luego fue electo representante de AJIP en esa zona. A todas estas, Jose Gómez Guerra se había trasladado a Margarita y junto con Francisco Fermín fueron de casa en casa y lograron inscribir a unos cuantos margariteños, pero como hasta ahora, no se ha logrado avanzar mucho. Más tarde siendo Cipriano Velásquez presidente de AJIP, se fundó la seccional de Lagunillas, hasta el presente capitaneada por Eulogio Velásquez.

Siendo Raimundo Molina presidente por segunda vez, tuvimos noticias de que en Cardón un grupo de jubilados de Shell se había constituido en una asociación que denominaron AJIPET, siendo su fundador el señor José E. Salcedo. No sé quién fue primero, si ellos o nosotros los que hicimos contacto y fue así que nos trasladamos hasta allá Raimundo Molina, presidente; Cipriano Velásquez, vicepresidente y yo. Con la ayuda de Ángel Félix Bravo ellos hicieron la disolución de su asociación y se fusionaron con nosotros. En esa oportunidad se nombró presidente a Heriberto Delgado, quedando el señor Salcedo como asesor y dentro de la directiva también el señor Ángel Félix Bravo. Más tarde se fundó la seccional de Judibana y nos tocó a José Gómez Guerra, José Bolívar Lara y a mí hacerlo.

En San Tomé fue un grupo de jubilados que en vista de que Meneven los acosaba con la desocupación de las casas que tenían asignadas cuando eran trabajadores activos, hacían declaraciones por la prensa. Nosotros les ofrecimos ayuda y fue así como se unieron con nosotros y fundamos allá la asociación siendo nuestro representante Luis Guillermo Blanco. Luego se convirtió en la seccional de Puerto La Cruz bajo la dirección de Leonidas Zambrano.

En Valencia contamos con la ayuda del señor Esteban Olivares, quien logró inscribir unos cuantos jubilados que viven allá, pero no llegamos a fundar nada. Siempre ofrecíamos ir, pero nunca se realizó dicha visita. Finalmente, estando Julio Casas en la dirección de la Región Capital nos propusimos visitar Valencia e hicimos contacto con el señor Alfredo Aguirre, quien convocó a una reunión en el hotel Don Pelayo. Y con los que ya estaban inscritos y unos cuantos nuevos fundamos la Seccional Valencia, pero esta seccional no tuvo mucho éxito y fue cuando supimos de la señora Eloína Carrero de Tovar, recién jubilada de Pequiven, quien se ponía a la orden. Fuimos hasta allá y en su casa fundamos la Seccional Puerto Cabello-Morón, y su labor eficiente se está sintiendo, puesto que ya fundó la Seccional de Valencia que está a cargo de la igualmente eficiente señora Adalgisa de Torres. Eloína es ahora la directora regional, siendo la señora Marina Brito la encargada de la Seccional Puerto Cabello-Morón. Estas tres mujeres merecen todo nuestro apoyo puesto que en corto tiempo han dado muy buenos resultados.

San José de Guanipa (El Tigrito) se fundó siendo Luis Luzardo presidente de AJIP. Se nombró a la señora Gloria de Gamero como secretaria general, quien por circunstancias ajenas a su voluntad le cedió su lugar a Humberto Cedeño, quien es uno de los directivos más sobresalientes con quien contamos.

La Seccional de Barinas se fundó a través de Corpoven S.A. que solicitó que fuésemos a fundar hasta allá a tal efecto y nos presentaron al señor José Dolores Mendoza como el candidato ideal para dirigirla ¡Y qué bien lo ha hecho! Nos tocó a Frank Martínez y a mí hacer la fundación.

 

La primera sede

 

Regresando al comienzo, las asambleas las celebrábamos unas en la sala de fiestas de mi apartamento y otras en la Casa Monagas, ya que el señor Elbittar era presidente de dicha institución, hasta que por fin obtuvimos la gracia de que nos facilitaran los salones del Club Lagoven. También celebramos allí reuniones de Navidad y Año Nuevo y seguimos pidiendo un pedacito de las oficinas de Lagoven específicamente. Fue el doctor Guillermo Rodríguez Eraso quien nos sugirió que buscáramos un apartamento o casa y que le lleváramos los planos y documentos que él se encargaría de presentarlos a la directiva de PDVSA. De inmediato nos dimos a la tarea de buscar el apartamento ya que una casa estaba fuera de nuestras posibilidades, pues le habíamos dicho al doctor Rodríguez Eraso que nosotros contribuiríamos para completar lo que las empresas nos dieran. Siendo Alberto Fuenmayor vicepresidente y estando Raimundo Molina ausente, fue a Alberto a quien le correspondió recibir en nombre de AJIP el donativo que la industria nos hacía para comprar el apartamento que conseguimos en Los Chaguaramos. Su costo fue de Bs. 270 mil y el aporte de la industria fue de Bs. 200 mil. Los 70 mil bolívares los obtuvimos en parte de los intereses generados por los 200 mil y con algunos ahorritos que ya teníamos. Fue el doctor Alberto Quirós Corradi, presidente de Maraven, quien hizo la entrega en los salones del Club de los 25.

 

Bono navideño y salud

 

A partir de 1977 comenzamos a solicitar el que nos concedieran una bonificación de fin de año (el bono navideño). Primero nos dirigimos a PDVSA y luego hasta el Presidente de la República. Siendo Julio Casas vicepresidente de AJIP, entregó en las manos del Presidente Luis Herrera Campíns nuestra petición con sus recomendaciones por supuesto, pero fue durante la presidencia en PDVSA del doctor Brígido Natera, que después de siete años de lucha logramos conseguir el BONO NAVIDEÑO (con tenacidad, buenos modales y por nuestra propia cuenta).

Durante la presidencia del doctor Rodríguez Eraso, Lagoven puso en vigencia el Plan de Hospitalización y Beneficios Médico-Quirúrgicos ya que insistentemente nosotros solicitamos la asistencia médica para los jubilados y sus familiares en las clínicas de la empresa, y el resultado fue ofrecernos dicho plan que ahora es igual al de los trabajadores activos. Cuando cumplimos diez años de fundados, PDVSA decretó el 3 de julio como Día del Jubilado Petrolero y Petroquímico, otro de nuestros anhelados logros.

Siendo Pedro García Gil presidente de AJIP se intensificó la gestión para obtener el bono navideño y casi lo conseguimos. Se contrataron los servicios de una secretaria auxiliar, un empleado para gestionar la resolución de los problemas de los jubilados en relación con la pensión del Seguro Social que hasta ahora está dando buenos resultados. Se mecanizó el sistema de registro que inicialmente fue contratado fuera de AJIP, luego Meneven nos regaló una minicomputadora que nos está prestando buen servicio.

 

 

AJIP no es un sindicato

 

Seguiremos pidiendo en la forma como lo hemos hecho hasta ahora, puesto que en la declaración de principios de AJIP se dice específicamente que no seríamos sindicato, partido político ni organización religiosa ni masónica y gracias a Dios y al buen juicio y esfuerzo que han puesto de manifiesto todas las directivas, nos hemos mantenido al margen de toda insinuación ya que muchas de las agrupaciones de jubilados del país se han acercado a nosotros con la invitación de formar una federación, pero muy diplomáticamente lo hemos descartado. Es bueno mencionar que antes de nosotros ya algunos jubilados de Lagoven y de Maraven habían intentado sin éxito fundar una asociación, debido a que los jefes, tanto de Creole como de Shell, lo impidieron. Hoy día nuestras relaciones con PDVSA y todas sus filiales son excelentes y también aún con la Asociación de Jubilados Creole de USA mantenemos relaciones cordiales.

 

Unidos en hermandad

 

La primera división territorial la programó Alberto Fuenmayor y quería que se cambiaran los Estatutos, pero Raimundo Molina, quien era el presidente, se opuso. Entonces se convino en que las modificaciones de Alberto se convirtieran en un reglamento, ya que no se permitía cambiar los Estatutos y éstos se llamaron Normas Generales hasta que en la asamblea de Puerto Ordaz, con la presidencia de Luis Luzardo, se modificaron los Estatutos que son los que están en vigencia. Yo espero que estos Estatutos duren un poco más y que al próximo presidente no se le ocurra cambiarlos. A lo que nos costó tanto conseguir al principio, ahora le sobran modificadores.

Ya hemos celebrado doce años de existencia y con un porvenir muy halagüeño, aumentando las buenas relaciones con la industria y, por sobre todo, es bueno mencionar que hemos logrado el objetivo principal, como lo es el de unirnos en una sola hermandad. En eso estamos.

Yo podría seguir hablando de AJIP, pues me sobra tema, pero se me pidió que fuese un resumen. Ustedes continuarán la historia. Un día antes de partir definitivamente les prometo hacer la narración completa, pues estoy segura de que muchas cosas se quedaron fuera.

 

 

Caracas, 13 de agosto de 1987

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Trascripción: Lic. Manuel Bermúdez – Versión publicada en su blog https://contextos.blogia.com/

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